Ciertos supresores del apetito actúan a nivel nervioso y pueden desestabilizar al paciente emocionalmente.
Guadalajara.- Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierten sobre el uso de productos inhibidores del apetito, debido a que actúan en su mayoría a nivel del sistema nervioso central propiciando- en ciertos casos-inestabilidad emocional en el paciente con obesidad y sobrepeso que ya de por sí padece cuadros de depresión y ansiedad.
Los medicamentos supresores del hambre, generalmente son elaborados con ansiolíticos que actúan como depresores del sistema nervioso ante su objetivo tranquilizante para el manejo de ansiedad.
Actualmente la sibutramina es el único fármaco que el sector salud liberó para su venta; sin embargo, los especialistas del Seguro Social indicaron que este medicamento puede estar mezclado con ansiolíticos, por lo que es importante suministrarlo bajo estricta vigilancia médica.
Estos fármacos también conllevan otros riesgos como resultar adictivos, y alterar el estado de ánimo de la persona que además de depresión puede experimentar episodios de euforia.
El paciente con obesidad y sobrepeso generalmente tiene mermada su autoestima al estar inconforme con su imagen corporal por lo que utiliza la comida como un compensador para llenar los vacíos emocionales que constantemente lo asechan.
El niño con obesidad por lo regular se aísla, ante el temor que le generan las burlas de sus compañeros de escuela y de la sociedad en general, señala la Coordinación de Educación e Investigación en Salud del Hospital General de Zona 14 del IMSS Jalisco.
Estudios recientemente realizados por esta área médica arrojaron que el paciente obeso y con sobrepeso presenta tres veces más posibilidades de estar deprimido que incluso el que tiene diabetes. Por lo menos 30 por ciento de las personas con trastornos alimenticios tienen depresión.
La obesidad y el sobrepeso señalan los médicos es una enfermedades que debe tratarse de manera multidisciplinaria, es por esta razón que el paciente debe someterse a valoración psicológica y psiquiátrica con el fin de resolver su baja autoestima y devolverle su estabilidad emocional.
Guadalajara.- Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierten sobre el uso de productos inhibidores del apetito, debido a que actúan en su mayoría a nivel del sistema nervioso central propiciando- en ciertos casos-inestabilidad emocional en el paciente con obesidad y sobrepeso que ya de por sí padece cuadros de depresión y ansiedad.
Los medicamentos supresores del hambre, generalmente son elaborados con ansiolíticos que actúan como depresores del sistema nervioso ante su objetivo tranquilizante para el manejo de ansiedad.
Actualmente la sibutramina es el único fármaco que el sector salud liberó para su venta; sin embargo, los especialistas del Seguro Social indicaron que este medicamento puede estar mezclado con ansiolíticos, por lo que es importante suministrarlo bajo estricta vigilancia médica.
Estos fármacos también conllevan otros riesgos como resultar adictivos, y alterar el estado de ánimo de la persona que además de depresión puede experimentar episodios de euforia.
El paciente con obesidad y sobrepeso generalmente tiene mermada su autoestima al estar inconforme con su imagen corporal por lo que utiliza la comida como un compensador para llenar los vacíos emocionales que constantemente lo asechan.
El niño con obesidad por lo regular se aísla, ante el temor que le generan las burlas de sus compañeros de escuela y de la sociedad en general, señala la Coordinación de Educación e Investigación en Salud del Hospital General de Zona 14 del IMSS Jalisco.
Estudios recientemente realizados por esta área médica arrojaron que el paciente obeso y con sobrepeso presenta tres veces más posibilidades de estar deprimido que incluso el que tiene diabetes. Por lo menos 30 por ciento de las personas con trastornos alimenticios tienen depresión.
La obesidad y el sobrepeso señalan los médicos es una enfermedades que debe tratarse de manera multidisciplinaria, es por esta razón que el paciente debe someterse a valoración psicológica y psiquiátrica con el fin de resolver su baja autoestima y devolverle su estabilidad emocional.
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